Internacional, Monday 23 de February de 2015

Falta muy poco para que la alfombra roja de los Oscar 2015 despliegue su magia ¿Qué esperamos de esta cita? Todo. Las expectativas no pueden ser más elevadas, especialmente cuando viajamos en el tiempo y recordamos los vestidos más increíbles que han pisado su alfombra roja. 

Prepara tu ojo crítico, porque vas a necesitarlo. Proponemos un recorrido por la historia de la moda de la mano de los Oscar, rememorando sus luces y sus sombras. De diseños que se han convertido en mitos, a vestidos que podrían quemar nuestras retinas... los tenemos todos.

Elegir el gown perfecto para triunfar en la gala de los Oscar no es tarea fácil. El proceso puede durar varias semanas, durante las cuales, los desvelos de los estilistas son justificados. Nadie quiere cometer un error, ni recoger un Oscar a la Mejor Actriz con un diseño erróneo. Y lo cierto es que el vestido escogido dice mucho de la seguridad de la actriz, pues cuando sabes que vas a ganar quieres ser la reina de la alfombra roja.

Así lo entendió Penélope Cruz en 2009, cuando decidió adquirir ese mítico Pierre Balmain Vintage con el que recogió la estatuilla dorada. La actriz se enamoró de este vestido de novia cuando lo vio en la tienda de Beverly Hills Lily et Cie. y no dudó en satisfacer su flechazo comprándolo. Toda una rareza en el Hollywood actual, donde las actrices recurren a diseños prestados. Penélope en cambio, siempre tendrá un vestido para recordar aquella noche. Su historia está llena de magia, como la de Reese Witherspoon y ese maravilloso Christian Dior Vintage. Si es de los años cincuenta y lo firma Dior, tiene que ser sublime, es una norma.

Sin duda otro de los momentos que han pasado a la historia ha sido la pierna de Angelina Jolie. Sin embargo, hemos descartado aquel Versace Atelier con el que mostró su anatomía, en favor del sobrio y elegante Elie Saab que sirvió de marco a unas maravillosas joyas de esmeraldas de Lorraine Schwartz que jamás tendrán rival. Ni sus piernas podrían competir con ellas. Y hablando de deslumbrar, eso mismo hicieron Freida Pinto y Halle Berry, la primera vestida por Galliano de azul cobalto -sin renunciar a la tradición colorista de La India-, y la segunda con un espectacular Elie Saab que nos hizo firmar una declaración de amor eterna al diseñador libanés.

Y hablando de declaraciones de amor, ver a Cate Blanchett con un diseño de alta costura de Givenchy hace pedir de rodillas a los dioses de la moda que Riccardo Tisci tenga a bien devolver a la firma al circuito de la Alta Costura. Se le echa de menos. Mucho.

En el otro lado quedan apariciones como las de Cher, Whoopi Goldberg o Björk entre otras, que han descendido a los infiernos del estilo.