Nacional, Thursday 2 de July de 2015
El papa Francisco emprende el domingo un histórico viaje a América Latina para visitar Ecuador, Bolivia y Paraguay, países "periféricos", marcados por la desigualdad, la pobreza y décadas de opresión y humillación.

El primer papa latinoamericano y jesuita de la historia confirma con ese viaje de ocho días su deseo de manifestar con gestos concretos su cercanía y solidaridad con los olvidados del mundo.

"Quiero llevarles la ternura y la caricia de Dios (...) a los que son víctimas de esta cultura del descarte", anunció el papa en un video pocos días antes de partir. El viaje de Francisco adquiere una importancia particular porque constituye también un acto de reconciliación con la historia colonial de esa región, marcada por las "reducciones jesuíticas", las misiones fundadas en el siglo XVII por los jesuitas para evangelizar a los indios guaraníes y pueblos afines.

"Francisco proviene de nuestro mundo y va aportar la reconciliación con nuestra historia", explicó el padre boliviano Ariel Beramendi a la agencia católica de noticias I.Media. . 

Un pontífice con sensibilidad social

Francisco se presenta en Ecuador, Bolivia y Paraguay como un pontífice diferente, que rompe los esquemas y defiende una agenda social más que moral tras haber lanzado en mayo su encíclica "Laudato si" sobre la defensa de la "madre Tierra" en la que arremete contra ricos y poderosos y critica el capitalismo salvaje.

Un principio y un valor muy cercano al de los pueblos amerindios de esos países, con el que el "pastor del Sur", como llaman a Francisco, por su sensibilidad hacia los problemas del Tercer Mundo, intenta movilizar a los 1.200 millones de católicos del planeta, la mayoría de ellos en América Latina.

Amenazada por los nuevos movimientos religiosos protestantes, la Iglesia de Francisco aprecia también el fervor popular que será manifestado durante las cinco misas multitudinarias que oficiará con oraciones y cantos en guaraní, quechua y amaira.

Unas 500.000 hostias han sido preparadas por las carmelitas descalzas de Paraguay para ser distribuidas en la misa masiva de despedida y a la que deberá asistir también más de un millón de peregrinos provenientes de Argentina, Brasil y Uruguay además de la presidenta argentina Cristina Kirchner.

El noveno viaje al exterior del papa argentino y el segundo a América Latina después del celebrado a Brasil en julio del 2013 con ocasión de las Jornadas Mundiales de la Juventud, programado por

su predecesor Benedicto XVI, resulta también un llamado a la unidad de los pueblos latinoamericanos.