Nacional, Friday 21 de October de 2016

'Métame preso, porque voy a matar a mi concubina, por infiel', dijo un pintor a la policía, luego que se enterara que su mujer había ingresado a un hotel alojamiento con otro sujeto.

Es miembro de un grupo "umbanda". Se enteró que su pareja, 20 años menor, había ingresado a un hotel alojamiento con otro sujeto. La esperó en su casa, donde residen con sus dos hijos, y preparó dos cuchillos para asesinarla cuando los pequeños se durmieran. Por fortuna, se arrepintió.

La dramática situación se vivió el miércoles en la Comisaría del Menor y la Mujer, donde la presencia de un hombre -quien pedía a gritos ser detenido porque iba a matar a su concubina- movilizó a los uniformados y al fiscal de turno.

Según informaron fuentes policiales, pasadas la 1.30 de la madrugada, un pintor -de 43 años residente en el Bº Villa Raquel- se presentó ante los efectivos, en medio de una crisis de nervios, bajo efectos de bebidas alcohólicas y enfurecido.

A viva voz, pidió quedar tras las rejas porque se había enterado de que su pareja, con quien tiene dos hijos: de 2 y 4 años, le había sido infiel y por ello él la iba a matar. La confesión alertó a los efectivos, quienes rápidamente trataron de calmarlo.

Pasadas las 22, el hombre fue a buscar a su pareja (de 22 años) en una escuela nocturna, donde estudia corte y confección. Al llegar al establecimiento las compañeras de la joven le indicaron que ésta ya se había retirado en un remís.

El sujeto -de apellido Sosa, quien según sus dichos ya sospechaba que la mujer le era infiel- comenzó a recorrer las calles y las casas de los familiares para dar con la joven, pero su búsqueda fue en vano, ya que nunca la encontró.

Al no tener noticias de su pareja, regresó nuevamente a su casa, donde estaban los pequeños. En el camino,  se encontró con "su compadre", quien se mostró sorprendido y nervioso al verlo. Le contó la situación y fue cuando el "compadre" le reveló que minutos antes había observado a su mujer ingresar a un motel del Bº Paraíso.

Lleno de ira por entender que se confirmaban sus sospechas -según sus dichos en la dependencia policial- el pintor umbanda se presentó en su casa y, mientras sus hijos jugaban en una habitación, él planeó cómo iba a asesinar a su mujer. El sujeto escondió dos cuchillos debajo de la almohada de la cama matrimonial e iba a utilizarlos en contra de la joven, cuando los niños se durmieran.

Luego salió de la vivienda y cuando regresó, encontró a su concubina en la cama junto a sus hijos, a quienes trataba de hacerlos dormir. Sin decir ni una palabra, Sosa decidió entonces abandonar nuevamente la casa y abortar su macabro plan. Mientras caminaba por el barrio, tomó su teléfono celular y llamó al 144 -número gratuito para denunciar casos de violencia de género- e informó lo que sucedía.

La voz del otro lado del teléfono logró calmar un poco la furia de Sosa, a quien además le dijeron que buscara refugio en la casa de algún familiar, a lo que el pintor le respondió que no tenía a dónde ir, por lo que le sugirieron que se presentara en sede policial e informase lo sucedido.

Sin saber qué rumbo tomar, éste ingresó a un quiosco y consumió bebidas alcohólicas.

Cuando acabó la bebida, el pintor se levantó de la mesa y salió a caminar. Deambuló varios minutos hasta que en horas de la madrugada llegó hasta la dependencia policial. "Tenía los ojos rojos, hablaba exaltado, apretaba su puño con furia, estaba muy enojado", indicó una fuente que lo asistió.

En sede policial, al escuchar sus dichos, las uniformadas de inmediato trataron de tranquilizarlo ya que su estado de nerviosismo era evidente. Con detalles de toda la situación, la policía se comunicó con la concubina de Sosa, quien manifestó que estaba bien, al igual que sus hijos.

Más tarde los efectivos se comunicaron con el fiscal de turno, quien ordenó que Sosa quedase demorado en sede policial, y a primera hora sea trasladado al Centro Judicial.

 

 El Liberal