Nacional, Saturday 18 de August de 2018

El financista firmó el acuerdo con el fiscal Stornelli y rápidamente fue homologado por el juez Bonadio.

El financista Ernesto Clarens es a partir de hoy "imputado colaborador" en la causa por los cuadernos de las coimas que empresarios, principalmente de la construcción, les entregaron a funcionarios kirchneristas. Así lo determinó el juez Claudio Bonadio, al homologar el acuerdo entre el "arrepentido" y el fiscal Carlos Stornelli.

Clarens (67) lleva adelante su actividad en Capital Federal aunque siempre estuvo relacionado con la Patagonia. En los '80, el financista instaló sus primeras oficinas como operador bursátil en el mismo edificio en que funcionaba la sucursal Buenos Aires del Banco de Santa Cruz.

En la privatización del banco, conoció y entabló una relación con Lázaro Báez, siendo un consejero fundamental. Además, según reconstruyó Infobae, entabló relaciones con banqueros de Tierra del Fuego y les propuso un negocio: establecer una financiera en un lugar donde ese tipo de cosas no existían.

Lo que diga podría determinar su futuro en la causa, ya que el acuerdo para que sea arrepentido aún no fue homologado por el juez Bonadio.

Así nació Credisol, una especie de cueva financiera que, gracias a los contactos con Kirchner, consiguió transformar en la única firma autorizada para la entrega de créditos a empleados públicos de la provincia de Santa Cruz. Así surgió el triángulo Clarens-Báez-Kirchner.

Clarens se hizo conocido a partir de un testimonio de Leonardo Fariña, quien lo señaló como una parte vital en el lavado de dinero. Según sus dichos, además de hacer negocios financieros legales, se dedicaba a transformar los recursos de la obra pública en pesos, euros y dólares.

Otro nombre que complica a Clarens es Guido Blondeau, uno de los fundadores de Austral Construcciones junto a Báez. Un año antes de la fundación de la empresa, Blondeau se sumó a Invernes, una financiera que Clarens tenía inactiva y que la volvió a poner en ejercicio para hacerse cargo de la constructora Gotti.

Además de Blondeau, Clarens puso como gerente de Invernes a Felix Di Perna, su mejor amigo. Así, el financista tenía sus lazos extendidos en el control de todos los terrenos de Báez. Tanto Austral como Invernes utilizan la misma sede social: Carabelas 241.

 

Según el libro de actas de Austral Construcciones, Invernes cobró certificados de obra pública tanto de Gotti como Austral y se manejaba con libertad en el entramado de empresas.

Por otra parte, horas después de la incautación de los dólares a Antonini Wilson, Claudio Uberti (exfuncionario de Julio De Vido) se comunicó con Graciela Ancarani, secretaria de Clarens. El motivo de la llamada aún no ha podido ser revelado.

Hoy, a Clarens le adjudican ser el cerebro detrás de la construcción del entramado ilegal que era utilizado para blanquear dinero K. Su rol era el de "garantizar el reparto" de obras y manejar los "sobreprecios" en las obras viales.

Esta mañana, Clarens se presentó en el despacho del juez Claudio Bonadio para declarar en el caso iniciado a partir de las revelaciones de Centeno, luego de ser mencionado por algunos empresarios como el receptor de los bolsos con coimas en pesos que se les pagaban a exfuncionarios del gobierno kirchnerista.