Internacional, Saturday 27 de October de 2018

Un hombre les disparó a feligreses judíos que asistían a una ceremonia de nombramiento de un bebé en una sinagoga de Pittsburgh el sábado, matando a por lo menos 11 personas e hiriendo a seis, entre ellas cuatro policías, informaron las autoridades.

Un sospechoso está bajo custodia tras el ataque a la Tree of Life Congregation (Congregación Árbol de la Vida) en el vecindario Squirrel Hill, dijo la policía. Fue identificado como Robert Bowers, de unos 40 años de edad, dijo a The Associated Press una fuente policial que pidió permanecer en el anonimato porque no está autorizado a hablar sobre una investigación en curso.

Bob Jones, agente especial a cargo de la oficina del FBI en Pittsburgh, dijo a los investigadores que la policía no había tenido noticias previas de Bowers y que cree que actuó solo. Indicó que aún se desconoce el móvil.

El presunto agresor tenía un perfil en la red social Gab.com, la cual es popular entre los radicales de extrema derecha, señaló el sitio web. La cuenta fue verificada después de la balacera y coincidía con el nombre del atacante, agregó la compañía.

Antes de la balacera, un hombre con el mismo nombre publicó en Gab que “a HIAS le gusta traer invasores que matan a nuestra gente. No puedo permanecer con los brazos cruzados y ver a mi pueblo ser masacrado. No me importan sus puntos de vista, voy a actuar”.

HIAS es un organismo sin fines de lucro que ayuda a refugiados de todo el mundo a encontrar seguridad y libertad. El grupo dice guiarse por los valores y la historia judía.

Recientemente Bowers también publicó una fotografía de una colección de tres pistolas semiautomáticas que tituló “mi familia glock”, en referencia al fabricante. Además difundió fotos de agujeros de bala en blancos del tamaño de una persona en un campo de tiro, al tiempo que promovía el “gatillo increíble” en una pistola que ofrecía a la venta.

Funcionarios municipales dijeron que el tiroteo está siendo investigado como un delito federal de odio. Ocurrió luego de una serie de ataques de alto perfil en un país cada vez más dividido, incluidos varios paquetes con bombas caseras enviados a destacados demócratas y a exfuncionarios.

La balacera reanimó inmediatamente el añejo debate nacional acerca de las armas: el presidente Donald Trump dijo que el desenlace podría haber sido distinto si la sinagoga “tuviera algún tipo de protección” con un guardia armado, mientras que el gobernador demócrata de Pensilvania, Tom Wolf, hizo notar que una vez más “armas peligrosas están poniendo a nuestros ciudadanos en situaciones de riesgo”.

Las personas que proporcionaron la cifra de fallecimientos hablaron con The Associated Press anónimamente porque carecían de autorización para declarar públicamente sobre el tiroteo.

 

El ataque ocurrió en medio de una ceremonia de nombramiento de un bebé, dijo el fiscal general de Pensilvania, Josh Shapiro. No se sabía de inmediato si el bebé estaba entre las víctimas.

"Es una escena de crimen horrible, una de las peores que he visto en mi vida, y he estado en algunos accidentes de aviación”, dijo Wendell Hissrich, director de seguridad pública de Pittsburgh.

La sinagoga está ubicada en el vecindario arbolado de Squirrel Hill, a unos 10 minutos del centro de la ciudad.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu dijo estar “desolado y horrorizado” por el ataque.

“Todo el pueblo de Israel se lamenta con las familias de los muertos”, afirmó. "Acompañamos a la comunidad judía de Pittsburgh. Acompañamos al pueblo estadounidense ante esta horrenda brutalidad antisemita. Y rezamos por la pronta recuperación de los heridos”, afirmó el premier.

Ronald S. Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, calificó el hecho de "un ataque no sólo contra la comunidad judía sino contra todo Estados Unidos”.

Trump dijo que se trató de “un acto malvado de asesinatos en masa” que es “maldad pura, difícil de creer y francamente algo inimaginable”.

Michael Eisenberg, expresidente de esa congregación y quien vive a una cuadra de distancia, indicó que se preparaba para ir al recinto cuando recibió una llamada de un miembro que labora con los Servicios de Emergencia de Pittsburgh, y dijo que le notificaron que había un hombre disparando en la sinagoga.

"Salí corriendo de la casa sin cambiarme de ropa y vi la calle bloqueada por patrullas policiales. Era una escena surrealista. Y alguien me gritó ‘¡Sálgase de aquí!’ Me di cuenta que era un policía, justo a un costado de mi casa ... Estoy seguro de que conozco a todas las víctimas. Lo que queda es esperar”, declaró Eisenberg.

Jeff Finkelstein, de la Federación Judía de la Zona Metropolitana de Pittsburgh, dijo que las sinagogas locales han organizado “muchos entrenamientos sobre qué hacer si alguien dispara, y hemos tratado de reforzar las medidas de seguridad lo más posible”.

“Esto no debería estar ocurriendo, punto", dijo a reporteros en el lugar. “Esto no debería estar ocurriendo en una sinagoga”.