Nacional, Sunday 21 de April de 2024

Mafalda volverá en formato audiovisual, de la mano de Juan José Campanella y la familia de Quino. Cómo será el camino para el regreso y un tierno recuerdo de Quino.

 

Mafalda nunca se fue, pero vuelve. Aguda, mordaz, divertida. No va mostrar los dientes, como siempre, pero sí decir sus verdades. Vuelve, con el mismo mensaje pero con formato moderno, a través de una serie. “Alguna vez me quería dar el gusto de poder pensar mientras estoy sentada mirándolo”, dijo, irónica, Mafalda frente a un televisor apagado. Ironías de la vida, ahora ella dará que pensar por televisión.

La familia de Quino eligió el equipo que llevará a la genial Mafalda al formato audiovisual. Fue un proceso de análisis profundo y ahora viene uno de curaduría artística aún más complejo. Pero hay confianza. El proyecto está en las manos de Juan José Campanella y su “Mundo Loco”, el estudio de animación que conduce junto a Gastón Gorali. Campanella comparte algo con Quino. Esa idea de no perder la curiosidad de niño, más allá de los contextos que puedan condicionar.

Mafalda de carne y hueso. Reinterpretaciones de las historietas. Ideas locas, osadas, nuevos guiones. En el camino para seleccionar la mejor opción hubo todo tipo de propuestas. La familia, los custodios de la obra de Joaquín Lavado, eligieron con la cabeza y el corazón. Por eso nada puede salir mal.

La tira audiovisual está en proceso de creación. La duración, el formato y la adaptación será parte del proceso creativo de “Mundo Loco”, con el acompañamiento de los custodios de la obra de Quino, los mismos que lo acompañaron con amor en su vida.

 

El camino

Guillermo Lavado es músico. Se perfeccionó en Suiza y ahora vive en Santiago de Chile, donde es flautista de la orquesta sinfónica de Santiago. Pero dice “La Mafalda”. Así, con el artículo antes del nombre propio. En mendocino, con los mismos modismos que tenía su tío Quino. Guillermo es uno de los encargados de acompañar el proceso artístico de la serie y tiene un enorme entusiasmo. “Es muy lindo compartir algo tan precioso. Se había hecho una convocatoria pensando en conmemorar los 60 años de la Mafalda para hacer una obra cinematográfica. A esa convocatoria respondieron un montón de propuestas. Tuvimos largas conversaciones con mucha gente, con productores franceses y hubo otros proyectos que no nos interesaban tanto porque era modificar el espíritu del personaje y de lo que Quino pensaba”, explica Guillermo.

En la elección hubo factores humanos muy influyentes. “Nos dio mucha garantía el respeto y el cariño que tiene Juan por la obra de Quino y estamos seguro que él estaría muy honrado de que él lo hiciera. Fueron muy abiertos a escuchar las propuestas, las posibles limitaciones, nos hemos entendido muy bien con ellos, con Mundo loco”, agrega Guillermo desde Santiago de Chile, donde vive. “Conociendo la obra de Juan nos da mucha tranquilidad. Es una persona muy simple y abierta a escuchar. Para nosotros es gratificante. Le da una posibilidad de acercamiento de la obra al público”, aseguró. Toda la familia está comprometida; cada uno con su rol. Diego Lavado y su hijo, por ejemplo, trabajan en la parte legal. Todos recuerdan a Quino, a Alicia y también a Julieta, que acompaño al papá de Mafalda y fue una gran custodia

Ahora viene un proceso artístico y logístico enorme. Adaptar la obra y hasta encontrar el mejor formato. De hecho hubo experiencias previas, como los cortos del Quinoscopio o “Mafalda, la película”, con la que Quino no quedó conforme. Desde el modelo, hasta la voz; serán creaciones que hoy generan una enorme expectativa.  “Hubo varias propuestas, desde que sean personajes humanos, hasta también entrar en una dinámica que no era aceptable que era desarrollar nuevos contenidos, como ha pasado con otros personajes que sumaron guionistas distintos al autor. Tiene que haber un desarrollo adaptado al formato para darle fluidez, pero se va a respetar el espíritu de Quino”, explicó Guillermo.

Guillermo tiene un privilegio. Es el “verdadero” Guille, el hermano de Mafalda. Claro, como la mayoría de los personajes, no hay una identificación “pura”, sino matices, características mezcladas. Pero Guille es Guille. El hombre es músico y por momentos Quino y Alicia lo adoptaron como si fuera un hijo. Lo cobijaron en Europa, lo aconsejaron el Buenos Aires y hasta tomaron como nieto a Federico, su hijo, un niño con la cabeza llena de rulos al que le da orgullo su tío abuelo.  “Hemos disfrutado muchísimo de momentos con él. En los últimos 20 años todos los julio nos juntábamos a festejar el cumpleaños de Quino. Los dos últimos años que estuvo en Mendoza y que se pudo reencontrar con su hermano. Diego y Marinés, que tuvieron un momento de mucha cercanía. Yo pasé muchos momentos con él y Alicia en Europa, también en Buenos Aires. Fueron muy importantes para nosotros”, recuerda. En cada palabra, silencio y pensamiento hay ternura. La misma que tuvieron siempre y en especial los últimos años, cuando Quino volvió a Mendoza.

El lanzamiento de Mafalda audiovisual no es el único proyecto para poner en valor a Quino. Es que antes y después del genial personaje, el artista mendocino tuvo una extensa y profunda obra; tan mordaz como la niña antisopa. “Estamos trabajando en toda la parte pre y pos Mafalda de Quino se conozca. Ese es un compromiso también. Estamos trabajando para que esa parte tan preciosa de su obra se conozca. Es mucho más larga esa parte de la obra de Quino”, explicó Guillermo.

El mendocino universal

Quino logró con ser universal con la historieta. Si Romeo y Julieta es la “historia de amor modelo” que podría ser representada de manera versátil en cualquier escenario, Mafalda tiene un discurso adaptable a cualquier escenario. Por eso, por ejemplo, importa poco que en sus viñetas no esté representado Mendoza; el lugar en el mundo donde nació y que luego volvió a elegir Quino. Pero la mendocinidad le salía por los poros al autor.

Mafalda tuvo como primer “trabajo” ser parte de una tira cómica para vender electrodomésticos. Ese emprendimiento comercial fue un fracaso, pero el camino de la niña sería totalmente distinto. Nadie la pudo entrevistar, pero ella sí contó quién era, qué quería ser, qué le gustaba. “Me gusta leer, escuchar los noticiosos, mira la TV (menos las series) jugar al ajedrez, al bowling y a  las hamacas. Me gusta mucho jugar y correr al aire libre, donde haya árboles y pajaritos…Entre las cosas que no me gustan están: primero la sopa, después, que me pregunten si quiero más a mi papá o a mi mamá, el calor  la violencia. Propuso a los Beatles como presidentes del mundo y tenía un anhelo laboral: quería ser traductora en la ONU para modificar lo que los embajadores decían para “que se entiendan mejor y haya paz de una buena vez”.

Quino nació en San José, vivió en la calle 12 de octubre y luego en Saavedra. Las casas donde creció no están. Pero sí la escuela Cano y los recuerdos donde compraba tortitas. Cuando recordaba su barrio, Quino hablaba hasta de los olores. Amaba las acequias y nunca dejó los modismos locales para hablar.

Diego Lavado lo recuerda tiernamente. Luego del fallecimiento de Alicia, su compañera de toda la vida, Quino eligió volver a Mendoza.  “Cuando falleció Alicia, su compañera durante 57 años, quiso volverá vivir a Mendoza para estar cerca de sus sobrinos y donde aún vivía su hermano Roberto. Se instaló al lado de nuestra casa, en Luján y fue un lujo contar con su compañía los tres últimos años de su vida”, relata Diego. La rutina de Quino se adaptó rápido. “Se fueron definiendo nuevas rutinas, la cervecita de las siete de la tarde, el asadito los fines de semana, las salidas a escuchar a la orquesta sinfónica de la Universidad”, recuerda el sobrino de Quino.

Esos niños que ahora son adultos fueron fundamentales en la vida de Quino. “Quino siempre fue para nosotros el tío piola. El que nos llevaba al cine, el que nos hacía los dibujos que le pedíamos, el que nos compró los primeros discos de los Beatles o nos abrió las puertas al "realismo mágico". Aunque viviera en Buenos Aires o en Europa, siempre estuvo muy presente en nuestra vida familiar”, explica Diego.   

Fuente: MDZ