Nacional, Tuesday 23 de August de 2011

La propia actriz se encargó de abrir las puertas de su secreto y otros detalles que despertaron testimonios que la vinculan al almirante más temido del proceso militar argentino.

Un secreto a gritos fue el romance clandestino que entre 1976 y principios de 1980 protagonizaron la actriz Graciela Inés Alfano y el almirante represor Emilio Eduardo Massera y que la propia integrante del jurado de “Bailando por un sueño” se encargó de abrir un poco más al entendimiento de la gente al no rechazar haber vivido un amor con el marino, y ampliar que: “Si hubiese salido con un genocida no significa ser responsable del destino de 30.000 desaparecidos...”.

Las palabras de Alfano abrieron un abanico de nuevas historias y también de personajes que hasta el momento no profundizaron detalles que uniera a la ex modelo y al almirante más temido de la historia argentina.

Esto no hace más sumarse al informe que ya publicó el Servicio de Inteligencia de Chile, que fue difundido y publicado en agosto del año pasado por este mismo diario, en el que quedaba ampliamente informado que Graciela y el marino, en épocas de la dictadura militar, vivían un romance en el que ella era la preferida de Massera, que se prodigaba en pasión y también en costosísimos regalos que la ex “Miss 7 Días” nunca quiso confirmar, pero que existieron y fueron reales.

El amor de Graciela por el almirante no podía ser difundido porque atentaba contra la familia bien constituida del marino, que no solo protagonizaba un romance prohibido con Alfano, sino que también había otros nombres de bellas de la época,entre las que se encontraba una actriz cuyo nombre también es Graciela, que les daba lugar para eludir las atenciones periodísticas y los seguimientos de agrupaciones de derechos humanos.

La confesión de Graciela estalló a partir de un pleito por Twitter con el periodista Jorge Rial, en el que Alfano empezó a devolver con agravios que el “intruso” fue orientándolo hacia la verdadera relación que la unió con Massera. Esto hizo que Alfano, ante un micrófono, cometiera el trágico desliz de hablar de genocidio y de Massera con una confianza lógica de quien sabe de qué se habla.

Esto despertó muchas reacciones y que van agregando detalles a lo que fue el amor escondido de los años 70. Para los servicios chilenos, Alfano se encontraba con Massera en un bulín que él tenía en la avenida 9 de Julio y Paraguay, donde todavía recuerdan las llegadas por separado de uno y de otro.

También se habla de un piso sobre avenida Del Libertador, donde el custodio de Massera dirigía a quien era definida como “La preferida de Barba Azul”, para que allí le dieran rienda suelta a toda su pasión y al amor que siempre trataron de negar.

Para eso, Alfano en más de una oportunidad, se cansó de decir que ella había integrado la resistencia de Juventud Peronista en tiempos de desaparecidos y torturas silenciadas, en una etapa que nadie puede refrendar sus dichos.

También se recuerda con mucha resonancia cuando su padrastro, ex presidente de Racing Club, organizó que Graciela Alfano acompañara y se alojara en un hotel cercano donde se hospedaba la selección argentina de fútbol, que en ese momento, 1979, integraba Diego Armando Maradona, para que ella puede encontrarse muy lejos de los ojos argentinos y de su tierra con el almirante represor. Aquella gira fue por Europa y el encuentro fue en Italia.