Internacional, Saturday 15 de January de 2022

David Bennett no podía recibir un corazón humano, ni válvulas artificiales. Sus únicas opciones eran morir o recibir el corazón de un cerdo. Hay enorme expectativa en el mundo científico.

Un hombre de 57 años de Estados Unidos se convirtió en la primera persona del mundo en recibir un trasplante de corazón de cerdo, en una intervención histórica que se realizó en el Centro Médico de la Universidad de Maryland. La ciencia de todo el mundo está expectante por comprobar que el hombre no rechace al órgano.

El equipo médico que realizó la operación es optimista, en primer lugar porque el cerdo que se utilizó para el trasplante es de una piara modificada genéticamente para eliminar los genes que podrían provocar el rechazo. Por otro lado, porque al cóctel normal de fármacos se ha añadido otro cuyo objetivo es precisamente potenciar esa inmunosupresión que evita que el cuerpo ataque al órgano nuevo.

Esta técnica (trasplante de órganos de otras especies) se conoce como xenotrasplantes y en este caso significa un enorme avance para la ciencia.

David Bennett es el paciente que acaba de recibir el corazón de un cerdo. El 31 de diciembre, cuando se dio la autorización para la operación, llevaba seis semanas ingresado por una arritmia grave, que había obligado a conectarlo a una máquina de derivación cardiopulmonar, llamada oxigenación por membrana extracorpórea (ECMO).

La máquina le permitió seguir vivo, pero necesitaba un trasplante de manera inmediata. Por su condición, no se lo consideró apto para recibir un corazón humano y tampoco era compatible con una bomba cardíaca artificial.

El equipo médico le habló del procedimiento y, especialmente, de los riesgos. El paciente, consciente de que era su única opción, aceptó, por lo que todo el equipo se puso en marcha para preparar el xenotrasplante.

Además del corazón de cerdo modificado genéticamente, introdujeron un nuevo fármaco, desarrollado por la compañía Kiniksa Pharmaceuticals, que suprime fuertemente la acción del sistema inmunitario para evitar que actúe contra el nuevo órgano.

En un comunicado del centro médico luego de la intervención, el propio Bennett agradeció a los profesionales y remarcó que sus únicas opciones eran morir o recibir el corazón de un cerdo. “Yo quería vivir”, marcó.