Un día como hoy, en 1841, el general Paz venció a Echagüe en Caá Guazú y liberó a Corrientes de Rosas. Honor a los que dieron su vida por la patria.
Una contienda bélica ocurrida en Mercedes, la última y más importante victoria del General Paz y una prueba de que Corrientes siempre luchó por un país federal.
Desde 1839 en adelante, la provincia de Corrientes se había rebelado contra la autoridad del gobernador de Buenos Aires, brigadier Juan Manuel de Rosas. Los conflictos entre Corrientes y Buenos Aires estaban opacados por los términos que usaban los contendientes. Los correntinos exigían la sanción de una constitución, que aún no se había sancionado, mientras que Rosas acusaba al gobierno correntino de pertenecer al partido unitario. En realidad, el gobernador correntino era, posiblemente, más sinceramente federal que Rosas.
El entonces gobernador de Corrientes, coronel Genaro Berón de Astrada se había rebelado contra los porteños, pero un rápido ataque del gobernador entrerriano, general Echagüe, lo había derrotado completamente en la batalla de Pago Largo, y este pagó con su vida.
Tras un efímero gobierno federal, había sido elegido para sucederle el brigadier Pedro Ferré, enemigo declarado de Rosas desde el año 1832, en que este había hecho fracasar la oportunidad de la derrota unitaria para organizar constitucionalmente el país.
Ferré había puesto ss ejército en manos del general Lavalle, pero este había invadido Entre Ríos y se había llevado el ejército a invadir Buenos Aires, dejando la provincia indefensa.
Para peor, había fracasado en su intento y había tenido que retroceder hacia el noroeste, de derrota en derrota.
Ferré puso todos los recursos de la provincia en manos de otro general, José María Paz, de larga trayectoria unitaria. Este se dedicó a organizar el ejército, hasta ponerlo en condiciones de combatir. Tuvo la suerte de que Echagüe no lo pudiera atacar durante el año 1840, porque Lavalle había ocupado Santa Fe por unas semanas.
Tras saberse de la derrota de Lavalle en la batalla de Famaillá, Echagüe avanzó hacia el norte.
Por su parte, Paz acababa de engrosar su ejército con unos cuantos huidos de las fuerzas de Lavalle, y Ferré firmó una alianza con el gobernador de Santa Fe, brigadier Juan Pablo López.
Durante varias semanas, Echagüe se mantuvo en el sur de la provincia, llegando al río Corriente y esperando la oportunidad de atacar con ventajas. Paz no se las dio, y entonces cruzó el río Corrientes por el paso de Caaguazú.
Al iniciarse la batalla, Echagüe contaba con 5.000 hombres (1000 de ellos infantes) y 12 piezas de artillería, al mando del coronel Servando Gómez y otros jefes experimentados. No contaba, sin embargo, con el mejor de sus generales, brigadier Justo José de Urquiza.
Las fuerzas de Paz, de 3.000 hombres, eran mandadas por oficiales mucho menos capaces, entre los cuales el único que había luchado en las guerras de independencia era el coronel Indalecio Chenaut. Entre los jefes correntinos se destacarían más tarde los futuros gobernadores, tenientes coroneles Joaquín Madariaga y Benjamín Virasoro.
Paz esperó el ataque en una posición aparentemente débil: su caballería del ala izquierda se retiró al primer ataque de las fuerzas de Gómez, y fueron perseguidos varios miles de metros. Pero a medida que iban avanzando, se iban encerrando entre el río Corrientes y un estero, desde las orillas de las cuales eran tiroteados por los infantes correntinos. Al llegar al fondo, se encontraron con la artillería y la infantería concentradas, que los destrozaron; tuvieron que retirarse, y en el camino fueron nuevamente diezmados por la infantería de ambos costados.
Solo después se inició el ataque de la caballería correntina del ala derecha, al mando del general Manuel Ramírez, que, reforzada por la caballería del ala izquierda y la reserva, arrastró a las desmoralizadas fuerzas entrerrianas que tenía al frente. La persecución a la caballería federal arrastró a Echagüe, que estuvo a punto de ser muerto. Y la infantería, privada de protección, tuvo que emprender la retirada; pero varias leguas más adelante, agotados por la sed, los infantes se rindieron. La artillería del coronel Juan Bautista Thorne fue la que hizo el mejor papel en el bando federal, pero tuvieron que rendirse con los infantes.
El ejército correntino tuvo 53 muertos, mientras los entrerrianos perdieron 800 hombres y 1000 prisioneros, además de toda la artillería, el parque y casi todas las armas de infantería.