Aunque pidieron el procesamiento de los siete detenidos por la sustracción del nene de 5 años, no hay pistas sobre su paradero.
El botín plantado en el barro sigue siendo la señal más potente de que los acusados saben pero callan.
¿Qué pasó con Loan Danilo Peña? ¿Está vivo? ¿Está muerto? ¿Lo mataron? ¿Hubo un accidente? ¿Cuántos de los siete detenidos saben y callan? ¿Todos?
El reciente dictamen de los fiscales federales Mariano De Guzmán y Marcelo Colombo y María Alejandra Mangano (de la Protex) no contestó todas las preguntas pero sí algunas importantes: A Loan (5) no lo vendieron a una red de trata, no lo sacaron del país, no se perdió en el naranjal y los siete detenidos saben lo que le pasó y callan porque piensan que van a zafar.
No lo vendieron a una red porque no hay un sólo rastro de un acto preparatorio y ni un testimonio, ni un chat que apunte en ese sentido. No se pudo haber perdido porque el tiempo que pasó entre su última foto y el alerta de que no lo encontraban fue muy corto como para que pudiera alejarse (además la zona no es una selva ni mucho menos).
Para los fiscales tampoco tuvo un accidente solito porque ya se revisaron las lagunas de la zona a fondo, al igual que los capos. Para ellos no estamos frente a otro caso Pomar, la familia que desapareció en 2009, se la buscó por 24 días –en medio de las versiones más descabelladas– y finalmente se descubrió que habían tenido un accidente automovilístico y estaban muertos en una zona supuestamente rastrillada.
Muchas cosas fueron descartadas en el dictamen fiscal. Falta, claro, llenar los huecos (importantes) y sobre todo encontrar a Loan. No por triste se puede evitar decirlo: para los investigadores el nene no está vivo, algo le pasó en el naranjal y fue sacado de allí muerto o agonizante el mismo 13 de junio, día del almuerzo en lo de la abuela Catalina.
La hipótesis del accidente es hoy la que más peso tiene en el panorama que los fiscales plasmaron en su dictamen de 87 paginas, al que tuvo acceso Clarín. Pero ojo, no necesariamente el accidente que contó Laudelina Peña (45), quien declaró una y otra vez que el marino Guido Pérez (63) y su esposa María Victoria Caillava (53) lo atropellaron con la camioneta. Los tiempos no dan.
Todo apunta a un episodio ocurrido entre las 13.52 cuando se le toma la última foto camino al naranjal y las 14.24 cuando se produce la comunicación telefónica entre Bernardino Benítez (38) –que estaba con el grupo de nenes y la pareja integrada por Daniel Fierrito Ramírez (49) y Mónica del Carmen Millapi (35)– y Laudelina que estaba en la casa de la abuela Catalina con el resto de los comensales, incluido José, el papá de Loan.
Benítez cumple un papel fundamental para los fiscales. Llama a Laudelina con la que habla 9 minutos. Luego va de acá para allá, saliendo de la zona y, según múltiples testigos se cambia la remera negra por una roja sin motivo aparente. Ahí empieza todo.
Cada uno de los siete detenidos tiene una pieza de la verdad, según los fiscales. El tan mentado pacto de silencio se cumple en el caso Loan a rajatabla y va más allá de los que están presos.
En este punto la hija mayor de Laudelina, Macarena Peña (21) parece tener mucho para aportar y tal vez lo haga, ahora que los fiscales le pidieron formalmente a la jueza federal de Goya Cristina Pozzer Penzo que la indague por encubridora. La propia Macarena admitió que sabía que su madre lo tenía en su poder antes de que apareciera en el barro.
Macarena linkea con el episodio más claro contra los acusados: el plantado del botín de Loan, el del pie izquierdo, en un charco de barro profundo. No solo el episodio es extraño y altamente incriminador sino que además está lleno de contradicciones.
José Peña (25), hermano de Loan lo sintetizó bien cuando lo entrevistó Clarín: "Primero dijeron que el botín lo plantó el comisario (Walter Maciel). Va Laudelina a declarar en Corrientes y dice que los planta ella. En un momento, Laudelina me dice que los encuentra Macarena. La verdad es que en su momento me mintió a mí, porque yo le pregunté quién lo encontró. ¿Cómo hizo para plantar ese botín a un kilómetro y medio del naranjal? La verdad que no entiendo", sostuvo.
Ese botín fue seguramente colocado allí para que se continuara pensando que el chiquito se había perdido, tal vez con el objetivo de ganar tiempo. Del plantado no hay duda. Sin embargo, parece menos claro quién exactamente lo puso en el lodazal y si lo hizo por motu propio o acatando órdenes de una tercera persona.
La cuestión sobre la que no hay dudas es que si Loan tenía puestas esas zapatillas cuando fue a almorzar con su papá a la casa de su abuela Catalina, y una de ellas apareció en el barro, alguien se la sacó (estando vivo o estando muerto); alguien tomó su pierna, su pie izquierdo, se lo sacó y lo usó para intentar lograr impunidad.
Todo esto ya se dijo.
Sin embargo, no hay una sola manera de leer las casi 100 páginas del dictamen fiscal.
Loan no apareció, es cierto. No está claro qué le pasó, también es cierto. Pero para la acusación no cabe dudas de que hay más de media doce de personas que saben lo que ocurrió y la inmensa mayoría están presos.
Puede parecer poco pero tal vez sea el único camino para encontrar las respuestas que faltan.
MG Fuente: Clarin