La docente a cargo, junto a la cocinera, fueron quienes se encontraron con el escenario delictivo. Los intrusos forzaron una reja, sacaron los vidrios enteros y lograron acceder al interior del edificio. Una vez dentro, su principal objetivo fue buscar una lata que contenía todas las llaves del establecimiento, entre ellas las de la cocina, los baños, la sala de computación y el depósito de mercaderías.

El robo incluyó mercadería destinada al desayuno y almuerzo de los alumnos, productos del kiosco escolar y un parlante de la sala de computación que se utilizaba con el proyector. "Los chicos no solo desayunan en la escuela, también almuerzan aquí", expresó la docente Martina Zwaal, visiblemente afectada.

Tras dar aviso a la supervisora, las autoridades escolares radicaron la denuncia y se presentó en el lugar la Policía junto al perito Eduardo Aguilar, quien llevó adelante el peritaje.

Los daños materiales son significativos para la escuela del Bº Sociedad Rural que ahora tiene vidrios, rejas violentadas y cerraduras destruidas. Además, la pérdida de mercadería representa un fuerte golpe económico para la escuela, ya que todo se sostiene a través del trabajo de la cooperadora.

“Todo lo que se repone sale del fondo que los tutores y la comunidad escolar aportan mes a mes, no podemos pedirles más, pero gracias a su colaboración mantenemos la escuela”, agregó Zwaal.

La escuela cuenta con una matrícula de 90 alumnos que asisten de primero a sexto grado en turno mañana. Allí trabajan seis docentes, una profesora de inglés, un profesor de computación y un profesor de educación física.

No es la primera vez que la institución sufre un hecho de inseguridad, y ante la reiteración de estos episodios, ahora se proyecta la instalación de cámaras de seguridad. “Será un gasto más a afrontar, pero necesario para proteger lo que con tanto esfuerzo conseguimos”, afirmaron desde la escuela.

En los últimos tiempos, la comunidad educativa ha logrado importantes mejoras: aire acondicionado en todas las aulas, una sala de inglés equipada y una biblioteca inaugurada el año pasado, todo financiado por el aporte voluntario de los tutores a través de una cooperadora escolar que funciona con una cuota mensual de $3.000 entre marzo y noviembre.